lunes, 7 de mayo de 2012

Cuenta conmigo, toma mi mano


  Tienes que pensar con grandeza, y decirte:
- Creo en mí, pues de mí ha nacido verdad y vida.
- Confío en mí, porque yo he sido y soy fortaleza.
- No existe amargura ni dolor que consiga atar mi alma libre.

Debes tratar de ignorar el dolor, pues no te dejará ver y sentir las grandezas de tu alma.
Tu vida comienza un nuevo camino cada día, pero no es un sendero de amargura, dolor, y soledad, sino que es un bello camino de esperanza e ilusión, en donde todo está por que lo descubras, y en donde no hay tiempo para que te canses o te abandones.


Ahora, debes levantar tu cabeza y mirar el fulgurante sol que cada mañana madruga para ti.
Y entonces llegará la más maravillosa paz que jamás hayas sentido. Descubrirás nuevas alegrías e ilusiones, y a partir de ese momento sentirás cómo tu corazón y alma se elevan en un aura de gloria, pues tu gozo será tan grande que te hará sentir un nuevo ser. Será como volver a nacer.
Tú sabes que has hecho del amor un reino de entrega y verdad para ti y los demás, pero ahora debes creer en ti, y forjar una fortaleza de paz para tu corazón.

No prives al cielo de tu mirar, levanta tu rostro y permite a los pájaros y los ángeles contemplar la belleza que abunda y reina en ti.
Arráncate el dolor, toma de nuevo tu alegría y siembra de ilusiones una nueva tierra, y verás como la vida agradecerá tu esfuerzo. Nada, hay perdido, todo en ti es victoria, pues cabe mayor triunfo en tu vida.
 Edith Giraldo y Atenea Smart.

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